Gracias al apoyo social, las necesidades sociales básicas de las personas como el afecto, la afiliación, la pertenencia, la identidad, la seguridad y la aprobación quedan cubiertas, con lo que puede prevenirse la aparición de efectos psicológicos adversos, respuestas patológicas asociadas al estrés, la baja adhesión a los tratamientos y el aislamiento social. Se sabe que, gracias a la obtención de ayuda a través de los vínculos personales, se produce un aumento de los autocuidados, de los patrones de comportamiento saludables y de los índices de calidad de vida de las personas.

 

Podemos diferenciar dos tipos de apoyo social: el apoyo estructural o cuantitativo y el apoyo funcional o cualitativo:

Apoyo estructural o cuantitativo:
Se refiere a la cantidad de relaciones sociales o al número de personas a las que un individuo puede recurrir en caso de necesidad (familia, amigos, pareja,...) y a la conexión que existe entre ellas.

   En este punto, la estructura social con la que cuenta cada persona cumple tres funciones:

  •  Ayuda para que el individuo pueda cumplir con sus metas o para que pueda hacer frente a las demandas de una situación concreta. La ayuda puede ser        tangible (dinero,...) o intangible (afecto, asistencia emocional,...).
  • Proporcionando información y consejos sobre cómo hacer frente a determinados acontecimientos.
  • Feedback a través de evaluaciones acerca de lo que ha hecho o de lo que tiene que hacer.

Apoyo funcional o cualitativo:

Se trata de la percepción que la persona tiene sobre la disponibilidad de apoyo y sobre la pertenencia a una estructura o red de contacto, así como de la “bondad” de la propia interacción y de la adecuación de los contactos personales.

Los efectos positivos que tiene el apoyo social en la salud de los individuos, se ha descrito desde dos perspectivas:

Impacto directo:

Existe una relación inversa entre apoyo social y enfermedad, por lo que cuanto mayor sea el apoyo recibido y percibido a través de las relaciones estrechas con los miembros de su familia, parientes, amigos y compañeros, menor será la probabilidad de que esa persona enferme. De este modo, el aislamiento actuaría como el estresor que provoca la enfermedad.

Efecto amortiguador:

El apoyo social ejerce un efecto amortiguador que atenúa las respuestas al impacto de la propia enfermedad.

  • Permite a los individuos que, tras una exposición al estresor, sean capaces de redefinir la situación y hacerle frente mediante estrategias, inhibiendo los procesos psicopatológicos asociados.
  • Evita que, previamente a la exposición a la situación estresante, la persona la perciba como tal gracias a los recursos emocionales y materiales que el apoyo social le proporciona para poder hacerle frente.

Influencia del apoyo social y de la familia en la enfermedad crónica:

La familia es la fuente de apoyo social más importante con el que las personas contamos. De este modo, en los procesos de enfermedad crónica juega un papel fundamental para el manejo de la misma. Cuando un miembro de una familia padece una enfermedad crónica, el funcionamiento de la dinámica familiar se ve alterado y deja de funcionar de forma normal.

Pertenecer a una familia o a otra condiciona el comportamiento que tienen las personas hacia la salud y de afrontar los procesos de enfermedad crónica de sus miembros:

  • Proporciona a sus miembros unas creencias, actitudes y comportamientos.
  • La familia contribuye a la neutralización del estrés que se da en los procesos de enfermedad grave.
  • La ayuda familiar acaba siendo el pilar fundamental en los cuidados del enfermo crónico.

 

Aritz Arozarena
Equipo de psicología - Dependentia

Compartir